Al volver al coche, antes de poner rumbo de vuelta, decidimos visitar la zona en donde prácticamente desemboca el río Sieira y se encuentra el puente viejo de Xuño. Para llegar la señalización es estupenda, y nos encontraremos indicaciones nada más regresar a la carretera general. Por aquí discurría el camino real hace siglos, entre Xuño y Caamaño, y para salvar el río construyeron este pequeño pero hermoso puente de piedra. Se dieron muchas discusiones ya que en un principio se creía que era romano, pero estudios posteriores lo catalogaron en la época medieval.
Después de dejar el coche en un lateral de la carretera y atravesar un pequeño sendero, nos encontramos con este hermoso puente que parece desafiar la gravedad y que se funde con la vegetación del entorno que lo rodea. Construido con piedra de sillería, consta de un solo arco ligeramente apuntado, y únicamente se sostiene por la presión que hacen las propias piedras entre si. Una verdadera belleza que nos transporta a otros tiempos, y en el que pasar por encima se convierte en una aventura para niños y mayores por el desnivel y por pisar esas piedras antiguas e irregulares, envejecidas por el paso del tiempo y que tantas historias deben de guardar.
Vale mucho la pena desviarse para estar un rato allí, sacar unas preciosas fotos y disfrutar de este espacio sin prisas ni distracciones, como si estuviéramos atrás en el tiempo (aunque resulte tentador mojar los pies en esta zona del río, recomendamos mucho cuidado, ya que nosotros no lo hicimos al ver muchos cristales en el agua).