En la entrada de esta semana os vamos a hablar de una salida de dos días en familia que realizamos al precioso municipio de A Veiga (Ourense).
Ya habíamos estado allí en un par de ocasiones, alojados en alguna de las preciosas casas rurales de la zona, pero esta vez Anna quiso vivir una nueva experiencia haciendo acampada libre “permitida” (luego os diremos el por qué de estas comillas), algo de lo que se había enterado cuando fue a las jornadas de AstroTrevinca.
A Veiga se sitúa en la comarca de Valdeorras, al suroeste de la provincia de Ourense, y es uno de sus ayuntamientos de mayor extensión. El municipio se encuentra en una zona de alta montaña y cuenta con la cumbre más alta de Galicia, Pena Trevinca (2124metros), así como con el embalse de Prada, que aprovecha el curso del río Xares.
Salimos hacia allá a media mañana, y como teníamos que parar para comer por el camino, nos preparamos unos bocadillos e hicimos nuestra parada en la comarca de Chantada (Lugo), más en concreto parroquia de Erbedeiro, para conocer la fervenza de Fondós, una bonita caída de agua pegada a la carretera LU-P-1801, en donde sentados en unas rocas a la sombra y con el rumor constante del agua pasamos un buen rato de descanso antes de continuar hacia nuestro destino.
A continuación, seguimos hasta llegar a A Veiga, más en concreto a la Playa Fluvial de los Franceses, a la que baña el embalse de Prada. Aparte de lo hermoso del paraje, nos sorprendió gratamente lo equipada que está la zona en cuanto a servicios: duchas, aseos, fuentes, pantalanes, parque infantil, zona de ejercicio… todo en perfecto estado y funcionamiento. Como llegamos acalorados del viaje, nada más bajar del coche nos fuimos directos al agua, que estaba a una temperatura ideal para el baño, y en donde los niños (y los no tan niños) se lo pasaron genial corriendo una y otra vez por el pantalán para tirarse al agua. Eso si, los perros no están permitidos pero si que los podéis tener en la toalla o enganchados en unos postes de madera a vuestro lado. Es un lujo quedarse hasta que empieza a bajar el sol disfrutando en el arenal y en el agua.
Como os comentamos al principio, nuestra elección fue la pernocta en acampada libre, ya que Samuel (el hermano de Anna) y Susi (su pareja) camperizaron una furgoneta, y nosotros disponemos de una tienda de campaña de 6 plazas. Para ello, una semana antes llamamos al ayuntamiento de A Veiga y nos informamos de cómo se podía realizar, en que condiciones y lo que teníamos que entregar para obtener el permiso. Entregamos todo lo solicitado y nos aseguramos de tener todo en regla para evitar problemas una vez estuviéramos allí. Nos dijeron que la zona para acampar es la que está en el terreno situado detrás de la playa, y que teníamos simplemente que dejar una separación de 50 metros con el resto de gente que estuviera allí estacionada.
Cuando nos dispusimos a montar todo, comprobamos que en la zona más alta de arboleda era completamente imposible ya que esa distancia no se cumplía, entonces buscamos un espacio al lado del aparcamiento y montamos allí en una zona de césped nuestra tienda de campaña (que después de años de no montar una, tuvimos un rato de muchas risas). Una vez acabado todo, contentos del resultado, y con el sol ya dispuesto a desaparecer, empezamos a preparar la cena, que una vez hecha disfrutamos en una de las mesas con bancos que hay allí, eso si, ya notando bajar mucho las temperaturas (que no os engañe que durante el día haga calor, durante el día estuvimos a 27 ºC y a la noche llegó a bajar a 8ºC).


Y cuando ya estábamos preparando todas las cosas para irnos a ver el cielo en un mirador estelar que está situado en las faldas de Pena Trevinca, empezó nuestra inesperada odisea…
Vimos que llegaba un coche de la policía para comprobar si la gente estaba cumpliendo todo para poder acampar allí, entonces decidimos esperar a que pasaran por donde estábamos por si acaso. Y efectivamente, cuando pasaron vinieron directos a preguntar de quien era la tienda de campaña, al responder que era nuestra nos dijeron que eso estaba prohibido… claro, nuestra contestación al momento fue que no, que nosotros habíamos solicitado el permiso en el ayuntamiento y nos lo concedieron, y entonces ellos nos explicaron que por mucho que el ayuntamiento conceda ese permiso, no es legal, y que ya se lo informaron muchas veces y no hay manera, y el deber que tienen ellos es el de informar sobre eso y multar si no se cumple. El resumen de todo es que la acampada libre está prohibida, y que solamente está permitido que pernocte gente en autocaravanas o furgonetas, siempre que no monten avances y toldos, porque están en un vacío legal al entenderse que son vehículos que están estacionados, sin entrar en temas de turismo.
Nuestra cara iba cada vez poniéndose más pálida, y ya se remató cuando nos dijeron que además también se podía tramitar una multa por no estar a la distancia debida del agua del embalse (ahí si que nos cogieron de novatos totalmente), y entendieron nuestra explicación de que era porque en la zona de arriba no se podía mantener la distancia que nos mandaron. No sabemos si fue por la cara que se nos quedó con todo y que vieron que nuestra intención siempre fue hacer todo legal y como nos pedían, que se portaron muy bien con nosotros, y como solamente íbamos a estar allí esa noche y desmontar a las 7:30 de la mañana para ir de ruta, nos lo dejaron pasar, e incluso nos aconsejaron por donde acceder mejor a la ruta que queríamos hacer. EN RESUMEN: si queréis pernoctar allí tenéis que solicitar permiso en el ayuntamiento pero, para no tener problemas, sólo lo podréis hacer en autocaravana o furgoneta, y en la zona de arboleda justo posterior a la playa.
Después de este pequeño gran susto (porque ya nos veíamos desmontando la tienda y buscando en donde dormir los cuatro con la perra), nos dirigimos al mirador estelar de la Lagoa das Tablillas. Está situado en una de las zonas más elevadas de la comarca (1500 metros de altitud) y en plena frontera con Zamora. Por si no lo sabéis, A Veiga es una zona con el galardón de destino turístico Starlight, con el cuál distinguen a zonas en las que no existe contaminación lumínica, los cielos están despejados al menos la mitad de las noches del año, los recursos e infraestructuras turísticas de la zona son suficientes y tengan gente con formación en astronomía elemental.
Para llegar allí está todo perfectamente indicado, eso si, aun tendréis un buen tramo de subida en coche. Cuando llegamos ya era de noche, y hacía mucho frío, por lo que esperamos un poco en el coche antes de salir y admirar el cielo. La verdad es que cometimos un error bastante grande y que os contamos para que no os pase igual que a nosotros, y fue que era noche de luna llena y la luna emitía tanta luz que, aunque la vista del cielo era preciosa, no era lo impresionante que puede llegar a ser. Por este motivo, aunque el verano es la mejor época del año para disfrutar del increíble cielo que nos depara este mirador, hay que asegurarse evitar la luna llena a toda costa y que sea cuando la luna aún no haya salido o ya se haya escondido. A pesar de todo eso enfocamos nuestros telescopios y vimos la luna y disfrutamos de las estrellas que se podían ver con esa luz.
Os dejamos aquí con una foto de la segunda vez que Anna estuvo en A Veiga, para que veáis solo un poquito de la magnitud del cielo nocturno que os podéis encontrar.
Ya muy cansados volvimos a la playa, en donde la tranquilidad absoluta, solamente cortada por el sonido de ranas y algunas aves, nos acompañó durante toda la noche.
Cuando despertamos estábamos rodeados de una niebla inmensa, que se veía entrar por el agua del embalse, todo un espectáculo nada más levantarnos.
Después de recoger todas las cosas nos dirigimos hacia el pueblo de A Ponte, aproximadamente a 25 minutos de A Veiga, con la intención de realizar la ruta de dos lagos glaciares, Lagoa de Ocelo y Lagoa da Serpe.
Esta ruta circular de 14,4 kilómetros se suele hacer empezando por la Lagoa da Serpe, pero a nosotros nos aconsejaron hacerla al contrario porque la subida era más llevadera y tenía más tramo de descenso, y al ir con los niños lo llevarían mejor. Empezamos la subida al lado de un río, como siempre todo perfectamente indicado, en A Veiga desde la señalización en carretera a la de las rutas está todo el tiempo visible y fácil de seguir.
Pronto empezamos a notar el ascenso considerado, cuando después de poco tiempo andando se veía el pueblo de A Ponte como si estuviera muy lejos de nosotros. El recorrido es bastante árido, con arbustos en los laterales del camino, pero sin sombra, algo a tener muy en cuenta si lo realizáis en días de sol o bastante calor como fue nuestro caso. Las vistas son impresionantes, en unos kilómetros te ves inmerso en el medio de la nada, con la cima de Pena Trevinca muy cerca.
Tras descansar un rato, decidimos continuar la ruta para dirigirnos hacia el otro lago. Pronto empezamos a subir por un sendero más estrecho y con más subida, en el que los arbustos invadían y dificultaban el acceso. Antes de llegar a la Lagoa de Ocelo unos senderistas nos avisaron que habían intentado continuar hacia el otro lago pero que fueron incapaces porque llegado a una zona los toxos y arbustos dificultaban mucho el paso y se perdían las indicaciones del sendero. Quisimos continuar un poco para comprobar esta información y, efectivamente, después de un rato de subida decidimos, por los niños y por el calor, dar media vuelta y desandar lo andado antes de tener algún susto. Y así descendimos de nuevo, incluso con la suerte de cruzarnos con unos caballos salvajes, hasta A Ponte, donde nos refrescamos en una fuente antes de coger los coches y volver a casa (no sin antes parar a tomar algo en A Veiga para resistir todo el camino de vuelta).
Sin duda, A Veiga es un enclave precioso, en donde tenemos varias rutas para realizar, playas fluviales, sitios de leyenda, miradores, y un largo etcétera que hará que no tardemos mucho en volver, ya que nos enamoró y ocupa un puesto alto en el ranking de nuestra Galicia Desconocida.

COORDENADAS: N 42º 31´ 38.7″ W 7º 43´ 22.5″ (Fervenza de Fondós, Chantada)
N 42º 14′ 46.7″ W 7º 02′ 13.2″ (Playa de los Franceses, A Veiga)
N 42º 35´ 56″ W 7º 24´ 38″ (A Ponte)
ACCESO: Muy fácil
DIFICULTAD: Fervenza de Fondós – Baja
Ruta de los lagos – Media (hasta Lagoa de Ocelo), Alta hasta Lagoa da Serpe
ADAPTADO: Fervenza de Fondós se puede ver desde la carretera.
Playa de los franceses completamente adaptado.
Ruta de los lagos primer tramo ancho y con desniveles en tierra, segundo tramo desniveles más pronunciados, sendero más estrecho y con maleza.
NIÑOS: Sí, excepto la ruta que depende de la resistencia.
PERROS: Sí, menos baño en la Playa de los Franceses.