Tras un parón casi obligado por trabajo (si, carga de trabajo por cierre temporal a causa de las restricciones, que paradoja…) y por haber estado pachuchillos nuestros hijos, retomamos nuestro querido blog. Como continuábamos con el cierre perimetral (¡ahora ya no!), hace un par de semanas seguimos realizando rutas improvisadas y descubriendo nuevos rincones. Para nuestros hijos fue toda una aventura, y así pudieron salir un poco de casa a lugares en los que evitar estar encerrados y aglomeraciones. Nos decantamos por un paseo por la zona de Carril, en Vilagarcía de Arousa.
Con las mochilas preparadas con la merienda, cogimos el coche para decidir un punto de partida a nuestra ruta improvisada. Nos dirigimos en dirección a Carril, y estacionamos en la calle Rosalía de Castro, un poco después de la antigua estación de ferrocarril. Por aquí pasó la primera línea de tren de Galicia. Buscamos el paso de peatones más cercano y cruzamos para llegar hasta el paseo de la playa de A Concha – A Compostela. Este recorrido consta de 2 kilómetros de distancia y nos lleva desde Vilagarcía de Arousa y su puerto deportivo hasta el encantador pueblo de Carril. En el inicio del mismo, podemos encontrarnos una zona de arboleda con mesas y bancos, así como una zona de ejercicio al aire libre. Continuando, llegamos hasta una nueva zona de arboleda con un parque infantil y otra zona de ejercicio. Un poco más hacia delante es en donde nosotros iniciamos nuestra caminata, cogiendo a mano derecha y tomando rumbo hacia Carril. Soplaba mucho viento y el mar estaba «picado». Entre esto y la luz del sol que a ratos asomaba entre las nubes para posarse en el mar, nos dejaba una preciosa estampa para recibirnos. Y continuamos andando disfrutando del paisaje.
Pasear por este recorrido admirando las vistas es un auténtico regalo. Bien es cierto que el lateral derecho, con algunos terrenos o casas muy descuidadas, afean este paseo, y es una verdadera pena. Al igual que el desvencijado antiguo Balneario, una lástima que este edificio no se ponga en valor en lugar de resultar un elemento de feísmo en este paisaje. En lo referente a la zona de playa, hay multitud de opiniones. En mi caso, recuerdo como era de pequeño y me gustaba muchísimo más. Si bien es cierto que el paseo es uno de los mayores aciertos para Vilagarcía. Si es que no se puede tener todo…
Dejando de lado opiniones personales, continuamos nuestro recorrido y nos encontramos con un antiguo lavadero. Se conservó en el trazado del paseo, lástima de las horribles pintadas que lo acompañan de fondo. El sol sigue iluminando entre las nubes para nuestro regocijo, mientras el mar nos demuestra su grandiosidad ocultando barcas que aparentan juguetes bajo sus olas.
Llegamos a un nuevo parque infantil, y al lado el Hotel Carril. Se trata de un estupendo hotel de cuatro estrellas en pleno paseo, con una piscina y terrazas que miran al mar. Podemos asegurar sin habernos alojado allí, pero sí trabajado, que el trato del personal es sobresaliente. Y ya no digamos en su restaurante Plácido (aquí si que estuvimos unas cuantas veces), en donde nuestro amigo Rafael Baya hace gala de sus grandes conocimientos y buen hacer como maitre. Comida deliciosa, menús sorprendentes en relación calidad-precio, buen producto y la mejor atención. En cuanto puedan volver a abrir es un lugar que recomendamos, sobretodo dejándose llevar por las propuestas de comida y de vinos de Rafa.
Dejamos atrás el parque infantil y avanzamos por el paseo, que ahora se estrecha, siguiendo el dibujo que marcan las casas. Y es en una de las primeras en donde nos encontramos con otro de nuestros recomendados en esta zona: A Esmorga. Se trata de un alojamiento de pocas habitaciones al lado del mar, íntimo y con todas las comodidades posibles (Posada del Mar). Se complementa por el bar A Esmorga, en donde podréis disfrutar de unas tapas buenísimas, con un producto sobresaliente y en un ambiente agradable, que te hace sentir como en casa (bueno, una súper casa si juzgamos las vistas que tenemos desde allí).
Y sorteando una de las curvas más estrechas de este paseo, nos topamos de repente con otro lugar que está en nuestra lista para probarlo, ya que todavía no estuvimos pero escuchamos mucho sobre el restaurante. Se trata del Loxe Mareiro, un antiguo almacén de utensilios marítimos reconvertido en un restaurante único. Este pequeño lugar se sitúa en un saliente que casi roza el mar. Con un ambiente íntimo, pero con toda la sensación de estar en la verdadera Galicia. La cocina combina los mejores productos del mar, con mucha tradición pero con la combinación vanguardista y distinta, algo que es lo que más nos atrae.
Sin lugar a dudas estamos deseando que reabran los dos lugares, para repetir en uno y para probar el otro.
Giramos para continuar nuestro recorrido, y Carril nos abre las puertas con una de sus estampas más bonitas. Se trata de su puerto, acompañado muy de cerca por la Isla de Cortegada. Esta isla forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas y, a pesar de ser pequeña, tiene un gran valor histórico, en fauna y en flora, en donde destaca que posee el último gran bosque de laurisilva de Europa. Nos dirigimos hacia el saliente que dispone de faro, y desde allí contemplamos la fuerza del mar a nuestro lado. También un buen número de cormoranes que descansan en los postes de madera o campan a sus anchas por las rampas del puerto.
Al lado un parque, en donde también se sitúa la lonja, testigo de una de las actividades que dan vida a este pequeño pueblo: el marisqueo. Durante la última parte del recorrido por el paseo de la playa, ya se pueden ver varas de madera en el agua, que delimitan los cultivos del berberecho y de la almeja. Este molusco es el que hace que este pequeño pueblo se conozca fuera de nuestras fronteras.
Seguimos el paseo pegados al puerto, dirigiéndonos al monte de San Roque. Aprovechamos para seguir admirando la belleza de la isla de Cortegada muy cercana a nosotros, tanto que cuando la marea baja se podría ir caminando desde este punto.
Si queremos continuar al lado de la carretera, tendremos que cruzar por el paso de peatones que fotografiamos y seguir por el arcén hasta llegar a un desvío antes de la rotonda. Allí subiremos a mano derecha, ya con acera de nuevo.
Empezamos a ascender por la cuesta mientras poco a poco ya se va poniendo el sol y la noche empieza a asomarse. Sara estaba cansada y tuvimos que tirar un poco de ella cantando y hablando para que pensara en otras cosas y seguir el camino.
Continuamos recto hasta que a nuestro lado izquierdo tenemos una gran extensión de jardín, con bancos y árboles, en donde un poco más adelante nos encontramos con el parque de perros que instalaron en la zona. El parque está muy bien, con bancos, árboles, desniveles y rocas (estos últimos harán divertirse a los perros más juguetones, escalando, saltando y corriendo). Dispone como los demás de iluminación, papeleras y fuente. Y aquí va nuestro «pero», nuestro pequeño tirón de orejas… No sabemos si es porque aún no estaba oficialmente inaugurado o se debe a otro motivo, pero la fuente no disponía de agua. Y por otro lado, no es normal que en un parque recién habilitado, las puertas de la entrada al mismo no fueran demasiado bien por estar el cerrojo oxidado, son detalles que se tendrían que cuidar más.
Después de estar allí un rato para que Laya corriera suelta, volvimos a la carretera y continuamos recto, para bajar por el lado contrario. Al girar una curva, teníamos unas vistas preciosas de la zona baja de casas y la ría al fondo. Sara estaba encantada porque decía que teníamos suerte de ver ese bonito «mundo de luces».
Continuando nuestro camino, en el cruce de la última foto giramos a la izquierda, para descender por un estrechamiento en la calle a otra carretera. Seguiremos por la derecha, hasta que llegamos a la preciosa iglesia de Santiago de Carril.
Dedicada al Apóstol Santiago, esta iglesia empezó a construirse a inicios del siglo XVII, documentándose su finalización en 1666. Tiene una preciosa fachada principal, en la que destacan las cuatro figuras de piedra que vigilan la entrada (San Clemente, un ánima del Purgatorio, San Francisco y San Roque), el rosetón y una figura en relieve de Santiago Apóstol montado en caballo. El interior (que esta vez no fotografiamos al estar celebrándose una misa) también es de gran belleza. Nos encontramos con un retablo mayor traído de la Iglesia de San Domingo de Bonaval en Santiago de Compostela, así como un hermoso altar, que en su origen estuvo en la cripta de la Catedral De Santiago y albergaba los restos del Apóstol. Este espacio en el altar, cuando se trajo para Carril, fue ocupado por los restos de San Fidel.
Aparte de la bella estampa de la iglesia, bajando unas escaleras nos topamos con un crucero que se encuentra entre los mejores de Galicia. Actualmente le falta la cruz superior por un accidente. Destacan en él las figuras de Adán y Eva, con la serpiente enroscada amenazando a la figura femenina, y todo ello sobre una calavera. También podremos observar elementos relacionados con la Pasión.
Una vez fotografiado y analizada la zona ya nos dirigimos hacia el coche, regresando por el lado de la carretera.
Sin lugar a dudas, lo hermoso que tiene Galicia es que, estando en cualquier punto, puedes descubrir lugares preciosos a dos pasos de ti, como es el caso del pueblo de Carril, un enclave en donde pasear, relajarse y disfrutar.
Prometemos volver muy pronto con más lugares, sin dejaros tanto tiempo como esta vez sin novedades de nuestra Galicia Desconocida.
COORDENADAS: N 42° 36′ 29.57» W 8° 46′ 02.97» (Antigua Estación)
ACCESO: Muy fácil
DIFICULTAD: Baja
ADAPTADO: Sí
NIÑOS: Sí
PERROS: Sí
Hola familia,desde el hotel carril agradeceros vuestras palabras y reconocimiento y deciros que os esperamos cuando podamos abrir de nuevo en plenitud para poder ofreceros nuestros servicios y nuestra amistad.Gracias Ricky y familia,un abraxo de vuestro amigo Rafa Baya, bicos a montes
Muchísimas gracias por tus palabras Rafa, estamos deseando poder ir a haceros una visita. Ojalá todo vaya bien y podáis abrir pronto. Un gran abrazo!
Soy de Madrid.
Voy de vacaciones a Santiago de Carril, desde que me casé con una gallega.
No hay mejor sitio en el mundo para mí. Es un lugar tranquilo, con una comida extraordinaria, y con una gente hospitalaria.
Nuestras hijas son totalmente carrilexas. Y yo casi. Gracias por la reseña.
Muchas gracias a usted por el comentario. Está claro que son lugares que se hacen querer, y el que viene aquí ya forma parte de esta tierra.