Esta semana os contaremos nuestra experiencia en Teo (A Coruña), en donde realizamos la Ruta Pontevea-Xirimbao. Muchas veces, sobretodo viniendo del aeropuerto de Santiago hacia Vilagarcía, pasamos al lado del precioso puente de Pontevea. Al verlo, siempre comentamos entre nosotros que un día teníamos que visitarlo con calma. Más tarde, nos enteramos de que una ruta lo unía al Puente de Xirimbao, y entonces ya no nos lo pensamos y fuimos para tacharlo de la lista de «pendientes».
Y es que hablamos de nuestra visita a Teo porque es al concello que pertenece Pontevea. Pero, cabe señalar que la mitad del recorrido se hace en la provincia de Pontevedra, más concretamente en la parroquia de Couso (A Estrada). Ésto se debe a que el río Ulla sirve de frontera natural entre las provincias de Pontevedra y A Coruña.
Cómo llegar a la ruta Pontevea-Xirimbao
Después de esta pequeña lección geográfica os contamos cómo llegar. El acceso es muy fácil, solamente tendremos que seguir la carretera PO-841 (AC-841 si venís desde algún punto de la provincia de A Coruña) hasta llegar al pueblo de Pontevea. Allí, en el lateral que pertenece a Pontevedra, encontraremos al lado del puente una gran explanada para estacionar sin problemas.
Puente Grande o de A Burga
Éste es el nombre que recibe el puente medieval que nos encontramos en el inicio de nuestra ruta. Durante cientos de años fue la única vía de acceso a Compostela desde las tierras del «val do Vea», uniendo los concellos de Teo y A Estrada.
Se trata de una construcción románica-ojival, con seis arcos de sillería, apoyados en cinco grandes pilares. Su origen se sitúa entorno a los siglos XIV-XV, sustituyendo o modificando uno anterior (posiblemente romano).
Su imagen actual refleja el paso de acontecimientos históricos (peregrinajes, viajes de comerciantes, luchas con la invasión francesa…), pero también de las enormes crecidas del río Ulla, que obligaron a constantes reformas. Tras proyectos que hablaban de la ampliación o derribo del puente para facilitar transporte de mercancías y vehículos pesados (por suerte no llevado a cabo), se inauguró en 1980 el viaducto que se sitúa al lado del puente. Gracias a ello, permaneció para uso peatonal. Finalmente en 2010 se acometió una reforma que garantizó su estructura recuperando parte de su fisionomía original.
Antes de iniciar la ruta Pontevea-Xirimbao, cruzamos el puente para caminar sobre unas piedras con tantos recuerdos. También vemos en el centro del mismo, unas inscripciones que nos indican la frontera entre las provincias de Pontevedra y A Coruña. Aprovechamos para hacer alguna foto desde el otro lateral y regresamos al margen estradense para iniciar desde allí el sendero.
Iniciamos la ruta Pontevea-Xirimbao
Lo primero que os queremos comentar, es que la ruta señalada es una ruta circular de aproximadamente 7 kilómetros. Este sendero parte por uno de los márgenes del río Ulla, para volver por el lado contrario después de atravesar el puente colgante en el Xirimbao. Nosotros esta vez decidimos realizar el recorrido de ida y vuelta por el margen pontevedrés.
Comenzamos en la playa fluvial de Pontevea, no sin antes divertirse un poco los niños pasando de un lado al otro por unos pasos inferiores del puente. Nos encontramos con una preciosa extensión verde, acompañada por una zona arbolada provista de mesas y bancos de madera, y un chiringuito con muy buena pinta (que ya visitaremos en otra ocasión).
Los niños se lo pasaron genial, ya que en este primer tramo, había unos paneles de hadas pintadas en graffiti, y que íbamos descubriendo a medida que caminábamos por el sendero. Por supuesto que, todo lo anterior, teniendo una vista preciosa del río Ulla.
Y para los que váis con perros una sorpresa muy agradable, ya que este área recreativa es «Dog friendly area». Podréis estar muy tranquilos con vuestros compañeros de ruta correteando a sus anchas.
El sendero se estrecha para continuar abriéndose en mágicas zonas boscosas, distintos tonos de verdes y marrones nos acompañan en nuestro camino. La verdadera esencia de Galicia que nos hace soñar, con esas fotos que son hermosas en color, pero mágicas también en blanco y negro de tan bonito que es todo. Por ello nos váis a perdonar que pongamos una misma foto dos veces.
Seguimos admirando el caudal del río Ulla, que nos deja preciosas estampas.
Cabe destacar que el recorrido está señalizado, solamente tendremos que estar atentos para ubicar las indicaciones de senderos.
Continuamos hasta llegar a un desdoble en el camino, si nos dirigimos al lado derecho iremos a unas ruinas junto a un remanso del río. Si caminamos de frente seguiremos la ruta. Decidimos desviarnos primero, ya que siempre nos encanta investigarlo todo.
Continuamos nuestro recorrido a través de bosques que disparan la imaginación de los niños. Se pueden imaginar en tiempos remotos, caminando con un arco y flechas vigilando estas tierras. También aprovechamos para recoger algunas moras, que en esta época están buenísimas y a nuestros hijos les encantan.
Atravesamos una zona hasta llegar a un maizal que queda a nuestra izquierda, enfrente a nosotros una cinta «impide» el paso y el camino se cierra de maleza. No sabemos si antes de este lugar nos saltamos alguna indicación que no vimos, pero la solución es fácil. Subimos por un camino a la izquierda (contrario al río), que discurre al lado del maizal.
Llegamos a un camino más ancho, el cual seguimos hacia la derecha, y nos lleva por un tramo asfaltado hasta llegar a la aldea de Couso. Aquí llegado a un cruce, nos dirigimos hacia la derecha, camino que nos lleva en pocos metros al puente colgante.
Pasarela Mariola o Puente Colgante del Xirimbao
Y llegamos al lugar más esperado por los niños (por mí no tanto debido al vértigo que tengo): la Pasarela Mariola o Puente Colgante del Xirimbao. Este puente de estructura metálica, de aluminio y acero, une la parroquia de Couso y Pontevea. Se construyó en 1964 para unir también los cotos de pesca de Ximonde y Xirimbao, muy utilizados en épocas en las que abundaba el salmón en esta zona. De hecho, podemos ver unas «escaleras de franqueo» en un lateral, ya que se trata de recuperar especies como el salmón o la trucha.
Nos disponemos a atravesarlo (yo incluído). Son 80 metros de longitud sobre una altura considerable. Debido a su magnitud y ser colgante, es fácil que se aprecie el movimiento oscilatorio cuando lo transitan varias personas a la vez. No cabe duda de que las vistas del río Ulla desde el puente son espectaculares, eso sí, si padecéis de vértigo o algo similar, mejor no miréis para abajo, ya que el suelo es todo de rejilla metálica.
Al llegar al otro lado nos encontramos con más zona de bosque, con increíbles árboles centenarios como las secuoyas. También podemos disfrutar en un área de recreo, con aparcamiento para coches y caravanas, mesas y bancos.
Tras caminar un poco al otro margen del río, volvimos a cruzar para regresar por el mismo camino al punto de partida (os recordamos que la ruta se puede realizar circular siguiendo por la orilla coruñesa).
Llegamos de nuevo al puente desde donde comenzamos la ruta, y no nos podemos resistir a captar una última instantánea. Con ella, os dejamos hasta la próxima semana, en la que seguiremos descubriendo lugares de nuestra Galicia Desconocida.

COORDENADAS: N 42º 45′ 32″ W 8º 32′ 57″ (Aparcamiento)
DURACIÓN RUTA: 2 horas y media aproximadamente (parándose bien)
ACCESO: Muy fácil
DIFICULTAD: Fácil
ADAPTADO: No
NIÑOS: Sí
PERROS: Sí