Santa Mariña de Augas Santas (Allariz)

Santa Mariña de Augas Santas

 Hoy os invitamos a conocer uno de los lugares más «diferentes» que podéis encontrar en Galicia. A veces los errores se convierten en aciertos, y esto fue lo que nos sucedió a nosotros. Tras una visita frustrada a otro lugar, decidimos buscar un sitio interesante cercano para ir. Y así llegamos a Santa Mariña de Augas Santas, un pueblo impresionante y sorprendente. En él se aúna la historia con la leyenda, conviven vestigios de diferentes épocas con misteriosas construcciones y un halo de magia en cada paso.

Cómo llegar

 Santa Mariña de Augas Santas se sitúa solamente a 6 kilómetros del casco urbano de Allariz. Por la N-525 enseguida llegaréis siguiendo las indicaciones.

 Al llegar allí, justo en la entrada del pueblo, encontramos una zona amplia de aparcamiento. Un panel nos indica la ruta a seguir si queremos visitar todo.

 Caminamos unos metros para encontrarnos con los primeros carteles en el comienzo de la ruta. Ya en el inicio, el pueblo se presenta como un lugar alucinante, en el que pronto sentimos que en él se esconden todavía muchos secretos. Tomamos el camino hacia la derecha siguiendo la silueta de la iglesia. Pero primero haremos una parada para contar la leyenda que rodea a este pueblo, ya que es imprescindible para entender todo lo que aquí nos vamos a encontrar.

Leyenda del martirio de Santa Mariña

 Existe una increíble leyenda que dota de sentido muchas cosas que veremos en el pueblo, y si cabe lo hace todavía más enigmático. La leyenda nos cuenta lo siguiente:

Mariña, hija de Theudio o Teódulo, a la muerte de su madre es entregada a una mujer de Piñeira de Arcos (Ourense) para que la críe. Esta mujer era cristiana, por lo que bautizó a la niña, algo que hizo que su padre no quisiera saber nada más de ella.

 De niña era pastora y se dice que bajo un roble se ponía a hilar. A los 15 años, el gobernador romano Olibrio se enamoró de ella. Al no resultar correspondido y no abandonar Mariña el cristianismo, inició una venganza. Primero la encerró en los calabozos del castillo, para luego colgarla, azotarla, peinarla con peines de hierro y más castigos. Pero sorprendentemente, tres días después de cada castigo, Mariña estaba curada de todas sus heridas.

 Llegan a quemarla con telas ardiendo e incluso la lanzan a un estanque atada de manos y pies, pero sobrevive enigmáticamente a todo.

 Como una decisión definitiva ordenan quemarla en un horno, pero sale viva por un agujero con ayuda de San Pedro, que la llevó a calmar con agua sus heridas. 

 Finalmente, Olibrio manda que la decapiten. Cuando lo llevan a cabo, la cabeza de la Santa cae dando tres botes, y en cada uno de esos lugares surge un manantial.

 Y ahora que ya conocemos la leyenda empezamos nuestro camino.

Comenzamos la ruta

 Nuestro recorrido empieza en la iglesia, cuya construcción se inició en el s.XII y los templarios la terminaron durante el s.XIII, y que estaba sobre una anterior iglesia levantada en el lugar en donde se enterró a Santa Mariña. Posee tres grandes rosetones que iluminan su interior, en donde también se halla el sepulcro de la Santa. Es una lástima que no pudiéramos acceder dentro de la iglesia al permanecer cerrada a causa del COVID-19.

 Continuamos por el lateral, en donde está situado el Pazo de verano del Obispo, construido a principios del s. XVIII.

 Y llegamos a la entrada de la capilla de Santo Tomé, donde una vez más sentimos rabia al ver que no se podía entrar. Una lástima, ya que dentro se encuentra el Pozo de la Santa, la primera de las fuentes atribuidas a la leyenda. A estas aguas se les atribuye poderes milagrosos, y también se esparce por casas, tierras y personas para apartar cualquier elemento maligno.

 Continuamos hacia la zona posterior del templo, en donde accedemos a la Fonte Santa, segunda de las fuentes de la leyenda. Dispone de 3 caños de donde emana el agua «milagrosa», y una pequeña canalización que deriva en un bonito lavadero.

 Desandamos nuestros pasos para llegar de nuevo al frente de la iglesia, y esta vez continuamos por el camino que sigue hacia el bosque. En unos metros nos adentramos en la zona más mágica y curiosa de la visita.

 Iniciamos así el recorrido por un precioso sendero de piedra, rodeados por bosque en donde podemos admirar robles centenarios. Pronto empezamos a ver rocas y piedras en los laterales, que denotan su antiguo uso como elemento religioso. Debemos tener cuidado si llevamos perros sueltos o niños, porque en el recorrido se cruza una carretera para continuar por el lateral contrario.

 Podemos ver numerosos agujeros o cazoletas, que servían para recoger la sangre de los sacrificios hechos en rituales, y que son muy típicos en asentamientos celtas. El más sorprendente es el Asento da Santa, donde la leyenda nos cuenta que la Santa se pasaba largos días de pastoreo allí sentada y por ello también dejó las marcas de sus tacones en la roca.

 Nuestro recorrido continúa por el sendero hasta llegar a un lugar impresionante y sorprendente. A nuestra izquierda encontramos los restos de una puerta, que al atravesar nos traslada a otros tiempos. Se trata de la Basílica de la Asunción, una construcción románica del s. XIII, inacabada probablemente por la desaparición de los templarios en estas tierras. Podremos ver en el centro de este espacio un agujero que servía de chimenea del horno del interior de la cripta subterránea. Este es el lugar por el que, según la leyenda, San Pedro salvó a Santa Mariña de morir quemada. También podemos ver columnas en cuyos capiteles observamos animales y motivos de la naturaleza, así como diversas marcas en las piedras de los muros.

 En los dos laterales hay dos pequeñas puertas que conducen a la cripta subterránea llamada O Forno da Santa. Aquí vino la mayor decepción al descubrir el lugar, ya que por motivo del COVID-19, no está permitido bajar a la cripta, algo que estábamos deseando porque nos parece un lugar alucinante. Por lo que estuvimos leyendo, en esta cripta hay tres estancias, en las que podemos encontrar un altar, lápidas medievales, una piscina pétrea, la Pedra Formosa, y la joya del lugar por la leyenda que lo rodea: el horno en el que intentaron calcinar a la Santa. 

 Aún sin poder acceder a la cripta, algo distinto se respira en este lugar, y uno puede fantasear en su mente sobre los episodios que se vivirían entre esas paredes.

 Salimos de este espacio maravillados y sorprendidos por haber encontrado algo así en ese pueblo perdido. Continuamos para encontrarnos al cabo de unos metros con el Penedo da Moura, una mole de piedra enorme justo al lado del sendero.

 Todavía asombrados por estar encontrando tantas cosas distintas en un mismo lugar, continuamos el sendero hacia la derecha hasta llegar al Carballo y las «Piocas», dos hendiduras en las que la leyenda cuenta que San Pedro alivió los dolores de las quemaduras a Santa Mariña. Dicen que sus aguas son buenas para la vista, el reuma y los dolores. También se cuenta que en ellas hay agua permanentemente; no afirmamos ni negamos lo que dicen, pero sí que os podemos asegurar que tras días sin llover, cuando nosotros fuimos estaban llenas de agua…

 Donde en otro momento estaba el Carballo de la Santa, alcanzado por un rayo, también encontramos una gran roca en donde existe una hendidura con forma de oreja. De ella también se cuenta que siempre hay agua, y que sirve de remedio para los problemas de oídos.

 Imaginamos que ambas aguas son sulfurosas por el olor que desprendían.

 En lugar de volver sobre nuestros pasos, viendo que unos indicadores nos marcaban la existencia de un castro cerca (sí, aquí hay de todo), decidimos continuar hasta allí.

 Caminamos por una calzada romana hasta llegar al Castro de Armea. Nos sorprende la magnitud del poblado, ya que no esperábamos encontrar algo tan extenso y bien conservado como lo que allí había.

 Se trata de un castro que data de los siglos IV – III a.C., si bien estuvo habitado hasta el s. IV, ya romanizado.

 Para unirlo con todo lo visto anteriormente, señalamos que se dice que Olibrio, el romano que provocó el martirio de la Santa, podría estar viviendo aquí. 

 Comenzamos a andar por sus calles, perfectamente alineadas y pavimentadas, nos llama la atención todos los canales de aguas pluviales que nos rodean, la red de saneamiento que podemos observar, casas de dos pisos, atrios con pórticos de los que se conservan algunas columnas, y un trabajo cuidado e impresionante de cantería. Podemos intuir que era un poblado con un gran número de casas, y en alguna de ellas incluso se conserva la lareira decorada.

 Seguimos caminando entre piedras con muchísima historia, hasta llegar a una subida que nos lleva a la zona más alta, en donde se amurallan las cimas (Outeiro dos Pendóns y Outeiro dos Fornos). Desde allí podremos admirar unas preciosas vistas de todo el valle, y entenderemos perfectamente por qué se eligió esta zona para construir el poblado.

 Cabe señalar que en los trabajos de excavación se encontraron múltiples elementos, tanto romanos como anterior a ellos, la mayoría se encuentran ahora en el Museo Arqueológico de Ourense.

 Nos llama mucho la atención cuando estamos ya saliendo de la zona excavada, todo lo que da la impresión que todavía queda por excavar, a juzgar por la forma de los montículos y por las formas de las piedras.

 Continuamos nuestro recorrido, siguiendo las indicaciones que os dejamos en la fotografía de abajo. Y para nuestra sorpresa (más si cabe), nos encontramos con el «Monte do Señoriño». En 2011 Manuel Losada, mientras buscaba un marco de un terreno, descubrió este yacimiento. A pesar de estar todavía la mayoría sin excavar, ya podemos imaginar la magnitud y rareza de este lugar.

 Podemos ver unas enormes escaleras distribuídas en terrazas y un gran banco de piedra, todo tallado en la roca. Se encuentra rodeado y delimitado por unos canales para el agua que también están tallados directamente en la piedra. No se sabe todavía el uso exacto, pero puede ser parte de una villa romana o galaico romana, e incluso se dice que podría ser un santuario castrexo.

 Una vez llegado aquí, nuestra recomendación (si no queréis andar un buen rato más), es desandar lo andado para volver a la zona frente a la iglesia, o (según creemos que marca la ruta del mapa) coger algún camino a mano izquierda que nosotros debimos saltarnos y nos lleva de nuevo al Penedo da Moura, y desde ahí continuar a la zona de la iglesia. Nosotros decidimos continuar.

 Llegamos a una zona de casas, en donde nosotros continuamos por un camino con un indicador como el mostrado anteriormente. Caminamos por un sendero que nos interna de nuevo en el bosque, pasando al lado de un antiguo Pazo. Cuando casi estamos llegando a la carretera cogemos un nuevo sendero con una indicación que marca «Vila». 

 Tras andar entorno a 1 kilómetro, el camino nos lleva a una zona de casas, aquí nosotros continuamos por el indicador del Camino De Santiago, que nos derivó a la carretera. Pero si en lugar de ese indicador, seguís por donde os mostramos en la fotografía, llegaréis a la carretera igualmente, pero atajando un tramo. Esta carretera nos llevará después de unos metros al aparcamiento y final de nuestra visita.

 Como podéis ver, es una ruta recomendadísima, algo que uno no espera ver, cargado de historia, leyenda, magia y misterio. Volveremos cuando todo esto esté mejor y se pueda entrar en todos los lugares que no pudimos entrar. Sin lugar a dudas, uno de los lugares más sorprendentes de nuestra Galicia Desconocida.

Santa Mariña de Augas Santas

 COORDENADAS:  N 42º 14′ 26.9″  W 7º 47′ 11.9″ (Santa Mariña de Augas Santas)

 EXTENSIÓN: Entorno a 6 Kms. (nosotros hicimos más)

 DURACIÓN: 3 horas aproximadamente

  ACCESO: Muy fácil

  DIFICULTAD:  Fácil

  ADAPTADO: No

  NIÑOS:

  PERROS: Sí (menos interior de los lugares si están abiertos)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.